La forma en la que hoy en día se lleva a cabo el acompañamiento nutricional ha cambiado tanto que muchas personas que buscan mejorar su relación con la comida o entender mejor lo que les ocurre a nivel digestivo o hormonal ya no pisan una consulta física. Lo hacen todo desde casa. Se conectan desde el sofá, desde la mesa del comedor o incluso desde la cama, con una taza de infusión en la mano, mientras su nutricionista les explica lo que ocurre con su cuerpo. Esa escena que hace unos años parecía poco profesional, ahora es lo habitual. Pero claro, para que esa experiencia sea útil, cercana y fluida, hay que tener claro con qué herramientas se trabaja.
El concepto de videollamada en la consulta nutricional.
Cuando se habla de consultas online, lo primero que viene a la mente es la videollamada. Y aquí es donde muchas profesionales tienen que decidir: ¿qué herramienta me da más seguridad?, ¿cuál me permite mantener la conexión sin cortes?, ¿puedo compartir pantalla o enviar documentos durante la sesión?
Las opciones más comunes son Google Meet, Zoom y Microsoft Teams, aunque hay quienes optan por otras como Jitsi o incluso Whereby. Google Meet es muy popular por su integración directa con Gmail y Google Calendar, lo que permite organizar las sesiones en pocos clics. Zoom, por su parte, es de las favoritas cuando se buscan funciones como la grabación de sesiones (siempre con consentimiento), el uso de fondo difuminado o la posibilidad de entrar sin necesidad de cuenta. Teams es una solución muy completa, aunque a veces puede resultar algo más técnica para quienes no están familiarizadas con entornos empresariales.
Lo interesante es que todas permiten compartir pantalla, lo cual es muy útil para explicar gráficos de evolución, esquemas sobre el intestino o incluso mostrar el propio plan nutricional. Además, si se combinan con pizarras digitales tipo Jamboard o Canva en modo presentación, la experiencia puede ser mucho más visual y participativa.
Algo a tener en cuenta es la conexión. Si el audio falla o el vídeo se congela, la sesión pierde fuerza. Por eso muchas profesionales recomiendan que tanto ellas como sus clientas utilicen cascos con micrófono incorporado, conexión por cable cuando sea posible y, si el entorno es ruidoso, un espacio cerrado y tranquilo. Y aunque pueda parecer exagerado, muchas sesiones han ganado calidad simplemente porque alguien decidió cerrar el navegador de TikTok mientras tenía abierta la videollamada.
El chat como canal de acompañamiento real.
Muchas veces, las dudas no surgen durante la sesión, sino después. Al día siguiente, cuando la persona está en el supermercado leyendo etiquetas, o en casa cocinando y de repente algo no le cuadra. En esos casos, tener un canal de comunicación abierto puede ser muy necesario.
Aquí entran en juego plataformas de mensajería como WhatsApp Business, Telegram, Signal o incluso el correo electrónico que, aunque sea más lento, sigue teniendo su espacio. WhatsApp Business tiene la ventaja de poder personalizar respuestas rápidas, programar mensajes de bienvenida y mantener la comunicación ordenada. Telegram, además de su versión web, ofrece la posibilidad de usar canales privados, carpetas y una mayor privacidad en ciertos aspectos.
Sin embargo, no todo es tan sencillo. Gestionar el chat de forma ética implica poner límites. Es necesario dejar claro a las clientas cuándo pueden escribir, cuánto tiempo puede tardar en recibir respuesta y en qué momentos se derivará esa duda a la siguiente consulta. Si no se hace, el chat puede acabar siendo una fuente de estrés para ambas partes. Y eso no es lo que se busca.
Una estrategia que muchas nutricionistas usan es combinar el chat diario con una respuesta fija semanal, en la que se hace una revisión rápida de cómo ha ido la semana, permitiendo que la clienta sepa que su evolución importa, que hay un seguimiento, pero sin generar dependencia.
Seguimiento a medio y largo plazo.
Además del cara a cara en pantalla o de los mensajes sueltos, hay algo que define si el trabajo online funciona o no: la continuidad. Las herramientas de seguimiento son las que ayudan a que esa continuidad no dependa de la memoria o de una libreta desordenada.
Aquí hay varias opciones, según lo que se necesite. Por ejemplo, hay nutricionistas que prefieren usar una hoja de cálculo compartida en Google Drive, donde anotan objetivos, síntomas y avances. Aunque sea una solución muy básica, funciona bien si ambas partes son constantes. Otras prefieren apps como Notion o Evernote, donde pueden crear espacios personalizados para cada clienta con registros, tablas, checklist o notas interactivas.
También existen plataformas diseñadas específicamente para profesionales de la salud, como Nutrium o Healthie, que permiten hacer todo desde el mismo lugar: videollamada, plan nutricional, recordatorio de citas, registro de alimentos, etc. Estas plataformas son muy útiles cuando se quiere ofrecer una experiencia estructurada y profesional sin tener que ir saltando de una app a otra. La desventaja puede ser el coste mensual, aunque muchas permiten probar versiones gratuitas con funciones limitadas.
La dietista y nutricionista Lara Montero, por ejemplo, recomienda trabajar combinando este tipo de soporte con un acompañamiento educativo que vaya más allá del “qué comer” y que se centre en el “cómo” y el “por qué”, ayudando a que la clienta entienda lo que le está ocurriendo sin reducirlo todo a menús o listas cerradas.
El audio y el vídeo como apoyo entre sesiones.
En algunos casos, las sesiones por videollamada pueden complementarse con material extra en formato audio o vídeo. Esto permite reforzar conceptos, resolver dudas frecuentes o preparar a la clienta para la siguiente sesión. Plataformas como Loom, Vocaroo o Anchor permiten grabar audios o vídeos cortos de forma sencilla y enviarlos de manera privada. Algunas nutricionistas optan por grabar explicaciones en vídeo sobre temas que suelen repetirse, como por ejemplo el tránsito intestinal lento, la disbiosis o los altibajos hormonales, y lo envían en el momento adecuado según el caso.
Este tipo de contenidos son muy valorados porque permiten revisar la información cuando se necesite, sin depender del tiempo de sesión. También ayuda a que la persona no sienta que se ha perdido algo importante por no haber tomado nota o por no haber entendido a la primera.
Hay quien incluso crea pequeños cursos internos o lecciones por módulos que acompañan el proceso de cambio. Con herramientas como Google Classroom, Teachable o incluso YouTube en modo oculto, se puede montar un espacio educativo propio sin necesidad de una plataforma enorme ni de conocimientos técnicos.
Protección de datos.
Trabajar con salud implica manejar información sensible. Por eso es imprescindible que todo lo que se haga esté en línea con la normativa vigente sobre protección de datos, como la LOPDGDD y el RGPD. Esto incluye tanto el almacenamiento seguro de datos clínicos, como también el uso de plataformas cifradas para la comunicación y el envío de documentos.
Evitar enviar informes por redes sociales, proteger los formularios con contraseña o usar nubes con cifrado como Proton Drive o pCloud, son prácticas que elevan la calidad del servicio. Muchas veces, estos detalles pasan desapercibidos, pero son los que realmente tienen el punto de profesionalidad.
Además, conviene redactar y entregar un documento de consentimiento informado, explicar el uso que se hará de los datos y mantener siempre canales claros para ejercer derechos como el de rectificación o cancelación.
Crear comunidad, mucho más que una consulta individual.
Una de las tendencias más interesantes en la consulta nutricional online es la creación de espacios de grupo, donde varias mujeres con objetivos o problemáticas similares se sienten acompañadas. Esto puede hacerse con sesiones grupales por videollamada, grupos de Telegram o foros privados creados en Discord o Facebook.
Estos espacios, bien gestionados, permiten compartir aprendizajes, resolver dudas comunes y generar una sensación de red que muchas personas echan en falta cuando están atravesando procesos complejos como el síndrome premenstrual severo, el SIBO o los cambios en la menopausia.
Además, las profesionales que crean comunidad tienen más facilidad para organizar eventos temáticos, talleres puntuales o incluso clubs de lectura sobre salud femenina, donde se combinan información, autocuidado y reflexión.
Ventajas de un ecosistema digital bien montado.
Cuando todas estas herramientas se conectan de forma lógica, el resultado es un ecosistema digital fluido, donde cada parte tiene su función y todo está al servicio del bienestar de la clienta. La profesional no está pendiente de mil correos desordenados, la clienta sabe dónde tiene que mirar cada cosa y el proceso se vuelve mucho más claro para ambas.
Esto permite dedicar el tiempo de la consulta a lo importante: escuchar, explicar, revisar avances y resolver dudas, sin tener que perder media sesión buscando un archivo, tratando de recordar qué se dijo la última vez o repitiendo lo que ya se había enviado por chat.
Aunque pueda parecer mucha tecnología, en realidad todo esto se puede ir construyendo poco a poco, empezando con herramientas básicas y adaptándolas a la forma de trabajar de cada una. Lo fundamental es tener claro que el soporte digital es más que una vía práctica, es una parte esencial del cuidado cuando se hace nutrición online centrada en la persona.