Vivimos en un mundo en el que hay cada vez mayores motivos por los cuales debemos estar preocupados. Sólo hay que echar un vistazo a las noticias para darnos cuenta de los peligros que nos rodean: tenemos varias guerras en curso que nos tocan de manera indirecta, tenemos unos índices de precios que no hacen nada más que crecer, tenemos una calidad de vida que continuamente está en entredicho y disponemos de un planeta que no para de llamar nuestra atención para que dejemos de contaminarlo y empeorar su estado de salud.
Es precisamente esto último sobre lo que va a girar este artículo. La contaminación es algo que es tan real como la vida misma y no lo podemos negar. Todos los días, hay millones de coches que circulan por todas las ciudades del mundo, hay calefacciones y aires acondicionados que hacen lo propio, fábricas que emiten muchos gases contaminantes y, por qué no decirlo, algunos vertidos que de legal, además, no tienen nada. Todo esto genera un caldo de cultivo que, como podéis comprender, no nos hace ningún bien.
No nos hace ningún bien porque esa suciedad que percibimos en el ambiente (especialmente en las grandes ciudades) se termina filtrando en nuestras propias casas. Es algo que ya ha sido comentado por parte de muchos expertos pero que nos da la sensación de que la sociedad no termina de tomarse en serio. Solo hace falta que abramos las ventanas de nuestro domicilio para que esas partículas contaminantes penetren en nuestro domicilio y, os decimos más, para que entren en nuestro cuerpo, que sean inhaladas por nuestra nariz o nuestra boca. ¿No os entran náuseas solo de pensarlo?
Quiero ofreceros un dato que creo que muestra bien cuál es el peligro principal de estar sometidos de una manera tan evidente a la contaminación y la polución del aire. Es un dato más que fiable porque procede nada más y nada menos que del periódico New York Times. Y dice que la contaminación del aire mata cada año a 10 millones de personas en todo el mundo, que equivale casi un 20% de la población de nuestro país. Y no estamos a salvo ni siquiera en nuestro propio domicilio por lo que os estábamos diciendo más arriba.
En términos ya solamente relativos a nuestro país, os diré que una noticia publicada en El Periódico hacía saber que el 11% de las muertes en España se produce por culpa de la contaminación del aire. Es verdad que esa contaminación no mata de una manera directa, sino que va limitando nuestro sistema respiratorio hasta que, cuando somos mayores, empezamos a tener problemas realmente insalvables en este sentido.
¿Qué se puede hacer para evitar una situación como esta? Está claro que algo tenemos que hacer, que el ser humano no se puede quedar de brazos cruzados ante una situación como esta, máxime cuando somos conscientes de que, si no hacemos nada, la situación va a ser peor y peor con el paso del tiempo. Hay diversas políticas que están ya en funcionamiento y que tienen como objetivo limitar la acción del ser humano en el medioambiente en el que se encuentran:
- Hay vehículos que funcionan con combustibles fósiles que ya tienen movilidad reducida por varias ciudades. Además, se viene promoviendo el uso de vehículos eléctricos e híbridos.
- En cuanto a materias primas, lo interesante es que se han limitado las que son de un solo uso y se están potenciando todas aquellas que van a poder reciclarse en un futuro.
- Se le ha puesto un límite de emisiones a un montón de negocios, especialmente los ligados al sector industrial.
- Además, se ha realizado una apuesta interesante en los últimos años por todo lo que tiene que ver con las energías renovables. En España, por poner un ejemplo, la apuesta por la energía solar o la eólica ha sido muy grande y está generando un gran beneficio social y medioambiental.
Pero está claro que hace falta algo más. Es necesario seguir innovando dentro de este campo para garantizar sobre todo la seguridad de las personas y la del entorno en el que estas personas crecen y se desarrollan. Y eso pasa también por lograr maneras de acondicionar los espacios interiores con la finalidad de que las personas nos encontremos en todo momento en un lugar en el que no haya contaminación del aire y podamos estar a salvo de todos los males que van asociados a una mala calidad del aire que nos rodea y que, a largo plazo, ya hemos visto que puede llegar a ser mortal.
Mejorar la calidad de aire en un edificio es algo que está demostrado que tiene una incidencia positiva en la calidad de la vida de las personas que suelen encontrarse en su interior. Según un estudio publicado por Air Quality Prosescan, la mayoría de las personas verían fundamental tener un sistema con el que purificar el aire de los espacios interiores tanto dentro de casa como en sus espacios de trabajo. Aunque nunca se le ha solido prestar demasiada atención a este tema, con el aumento de la preocupación por el estado de salud de nuestro planeta todos estos asuntos ahora sí que son considerados realmente importantes por parte de la sociedad.
En el trabajo, igual de importante que en casa
Como es lógico, poder contar con un aire de calidad en casa es algo muy interesante y necesario porque hablamos de un espacio en el que pasamos mucho tiempo y en el que también están nuestros maridos, mujeres, hijos y puede que demás familia. Esto debe ser catalogado como una prioridad por las razones que ya hemos comentado.
Sin embargo, no es menos cierto que es interesante que las empresas apuesten por una purificación del aire en sus oficinas y demás espacios. En primer lugar, es importante porque es un espacio en el que la gente también pasa muchas horas a lo largo del día. Siguen siendo 8 las horas en las que estamos de servicio cada día y la verdad es que no poder contar con un aire de calidad durante todo ese tiempo puede tener una incidencia muy grave sobre la calidad de vida de nuestros trabajadores y trabajadoras.
Pero es que, además, es importante que las empresas apuesten por esto porque va a influir en la productividad que tenga cada una de las personas que trabajan para nosotros. Cuando tenemos todas las comodidades para realizar nuestra labor, la ejecutamos tan rápido como sabemos hacerlo. Sin embargo, cuando hay algo que falla en el ambiente, ya sea en términos de calidad del aire, de limpieza o de higiene, ya hay motivos que nos pueden conducir a tardar más en ejecutar nuestras actividades… si es que logramos sacarlas adelante.
Por tanto, es obvio que tenemos que realizar un análisis para saber si la calidad de nuestro aire en la oficina o en cualquier otro espacio de trabajo es de calidad. Conviene que no nos dejemos llevar por la intuición en este caso puesto que ya hemos comentado que los efectos de una mala calidad del aire no suelen ser inmediatos. La verdad es que bajar la guardia en este sentido sería un error grave y debemos poner todos los medios que estén a nuestro alcance para evitarlo.
Todo esto, por cierto, no anula el hecho de que tengamos que seguir trabajando para mejorar la salud del planeta. Encontrarnos solo a salvo dentro de los edificios no valdrá de nada si no tenemos la capacidad de cambiar las cosas ahí afuera, en la atmósfera. Es algo que debemos tener claro y que va a determinar si el ser humano realmente obtiene una mejora en su calidad de vida o no. Una calidad de vida que, por cierto, no solamente depende del dinero, como mucha gente tiende a pensar en repetidas ocasiones.
Hay que potenciar las maneras que ya hemos estudiado para reducir la contaminación y seguir siendo originales para encontrar algunas nuevas que puedan tener una influencia muy grande en este sentido. Los expertos en materia medioambiental tienen claro que nos encontramos en una carrera a contrarreloj para intentar evitar el máximo de los desastres: la destrucción del planeta. Todavía hay muchas personas que no creen que vayan a ver dicha destrucción, pero lo cierto es que convendría no fiarse. En 20 o 30 años, efectos como el aumento de la temperatura media del planeta pueden ser mucho más evidentes de lo que ya son en la actualidad.
Hay que ponerse manos a la obra y hacerlo a la mayor brevedad posible. Hay muchas materias en las que trabajar para conseguir los objetivos que todos y todas tenemos en mente. En caso de que sea así, estaremos a tiempo de revertir la situación. Creemos que merece la pena intentarlo. En caso de que decidamos optar por el camino contrario, más pronto que tarde nos arrepentiremos. Y no solo lo harán las generaciones venideras, os lo podemos asegurar.