Expresionismo sin concreción, una forma de arte, conocida como arte abstracto. El abstraccionismo, surge a principios del siglo XX, no sabemos con que finalidad en particular, pero se hace notar. Esta expresión artística, se basa en elementos como la línea, el punto, el color y el material como lenguaje autosuficiente e independiente de la reproducción de lo que viene siendo habitual, es decir la reproducción mas o menos fidedigna de objetos o temas reconocibles.
Todos sabemos hoy en día, reconocer alguna obra artística perteneciente a esta corriente. A algunos les fascina, a otros, no tanto. Hablando con nuestros amigos de Artespray, expertos en material artístico y de manualidades, hemos descubierto lo último en abstraccionismo: el pouring. Una técnica pictórica, interesante, divertida y que todo el mundo puede utilizar como medio de expresión artístico.
Antes de adentrarnos un poco en el mundo del arte fluido, como también es conocido el pouring, vamos a compartir las características fundamentales que comparte el arte abstracto entre sus diferentes movimientos. Para así, poder entender un poco más en que consiste al abstraccionismo, puesto que para muchos, es un arte incomprendido e incomprensible.
Esto es así porque el arte abstracto, renuncia a lo convencional, al naturalismo o al figurativismo, más fácil de comprender. En el arte abstracto, se prescinde de la representación de objetos claramente reconocibles. Siendo como era antes de su aparición, lo más tradicional, la imitación de la naturaleza en lo que a pintura respecta, esa renuncia a plasmar lo real, asestó un golpe al arte occidental, ya que su origen, está en Rusia.
En el arte abstracto, el protagonismo se concede a los elementos plásticos sobre los que se carga todo el peso significativo de la obra. Líneas, puntos, color, plano y geometría, plana o espacial, materiales y composición son el foco en el que el artista pone el interés y no solo los recursos para componer la obra.
La propia liberación del arte respecto al tema elegido, renunciando a representar objetos, incide en la valoración de la obra de forma autónoma. Alejándose de la trascendencia artística asociada a religiones, mitología o historia, tan habitual en aquel entonces. A su vez, este enfoque, favorece la originalidad del artista y fomenta la libertad en cuestiones de composición plástica. De ahí, que el abstraccionismo, agrupe una serie de tendencias diferentes entre si que han logrado causar un gran impacto visual en la cultura contemporánea.
Teniendo en cuenta estos aspectos relativos al arte abstracto, podemos entender porque el pouring, se engloba dentro de esta corriente. Dado que esta técnica de reciente aparición pone el foco en la obra en sí y no en lo que puede representarse en ella, es un arte claramente abstracto. El naturalismo y el figurinismo, no se hayan presentes en el arte fluido.
Arte fluido
Para algunos, seguramente que el arte deba ser siempre fluido. Una forma de expresión que fluye desde el fuero interno del artista y plasma su verdadero ser y/o sentir. La técnica puede estar sobrevalorada en según que aspectos artísticos, el talento, el don, el duende, la facilidad que tienen algunos para expresarse y ser comprendidos, no se aprende en ninguna escuela.
Sin embargo, hay técnicas que puedes aprender y si además tienes talento, el resultado, será brutal. Podría ser el caso del pouring, una técnica de fácil aplicación, carente de parámetros técnicos exigentes y que permite al artista, fluir.
Pero ¿qué es exactamente el pouring? Se trata de una técnica pictórica perteneciente al arte abstracto, como ya hemos mencionada, más concretamente y para se más exactos, al dripping (goteando, pues drip, significa, goteo), una de las ramas del action painting. En esta técnica que tan buenos resultados deja, se utilizan acrílicos fluidos mezclados con un médium para obtener una pintura liquida que se vierte directamente sobre un lienzo o cualquier otro soporte. Durante ese vertido, se van creando suavemente las diferentes formas, efectos e imágenes que van a dar lugar a la obra. Según los movimientos que se realicen al verter la pintura, las técnicas de pouring que se utilicen o las herramientas de que el artista se valga, se obtendrán unos resultados muy diferentes. Realmente, nunca se podrán obtener los mismos resultados, aunque utilices la misma pintura y técnica. Es un arte fluido y eso no se puede controlar más de lo mínimo necesario.
Como arte abstracto, obvia le objetivo de representar la realidad y sucumbe al placer del mero proceso pictórico y trasladar esas sensaciones al espectador. Para algunos, se trata de un arte meditativo mediante el cual se proyectan imágenes orgánicas, psicodélicas y a veces confusas, relacionadas directamente con el movimiento y el color. Lo esencial, es dejar que la pintura fluya sobre el soporte que haya escogido el artista y que la pintura, elija por si misma, su forma.
Dada su sencillez, la escasa dificultad que ofrece y que no requiere del uso de muchos materiales ni espacio, esta técnica es una de las más fáciles para iniciarse en el mundo de la pintura. No existe nivel para empezar y por supuesto, la edad recomendable es cualquiera.
Una de las bazas con las que cuentan los artistas abstractos, es la libertad de expresión que ofrece la indefinición del arte. Dentro del arte fluido, esa libertad es mayor si cabe pues el trabajo se deja casi al azar: la pintura decide su camino, su destino y su fin.
Cosas necesarias para pintar fluido y algunas técnicas para lograrlo
Como ya hemos dicho, son pocos lo materiales necesarios para iniciarse en esta técnica. Lo esencial es la pintura. Esta debe ser pintura acrílica fluida, existen varias marcas en el mercado y, un médium de alisado que la convertirá en más fluida y resistente. Otra pieza fundamental, es el soporte donde vaya a ser plasmada la obra pictórica. Un lienzo o cualquier soporte que esté, preparado para ser utilizado con pintura acrílica, incluso los muebles son validos para este fin. Por último, recipientes en los que poner la pintura para poder verterla al gusto. Mismamente, vasitos de plástico.
Esta técnica es tan fluida y versátil consigo misma como lo es con los materiales necesarios para llevarla a cabo.
Respecto al médium, la cantidad a utilizar, va en función del objetivo: un vertido recubierto, compuesto de capas intensas y homogéneas o un vertido wahs, fluido y que dé como resultado imágenes transparentes que recuerdan a la acuarela. Para gustos, los colores.
Algunas de las técnicas o procedimientos para trabajar el pouring pueden ser las siguientes:
- Puddle: mediante este método de aplicación, se van vertiendo los diferentes colores, uno encima de otro, creando círculos concéntricos. Los colores no se mezclan salvo que sean manipulados directamente, ofreciendo resultados muy limpios visualmente hablando. Una vez hechos los círculos, pueden modificarse valiéndose de un palito o moviendo el lienzo.
- Swipe: en este procedimiento, una vez se ha vertido el color, se barre con un papel o una herramienta suave, de modo que se descompone el vertido original. Hay que hacerlo son apretar demasiado, moviendo los colores hasta conseguir la composición cromática elegida.
- String: para realizar esta técnica en particular, se dispone de una base o soporte, de un color o una mezcla de varios y con una cuerda o hilo mojado en la pintura acrílica se crean imágenes que emulan flores o abstractas. Sorprendente el efecto que se logra con esta técnica.
- Swirling: sumergir es el fin de esta técnica. En un recipiente con suficiente agua, se vierte la pintura acrílica y posteriormente, se introduce en el mismo, el objeto que pretendamos decorar. El primer color que hay que verter ha de ser muy similar al del objeto a sumergir. Se produce un efecto marmoleado que proporciona un toque personal a ese objeto insulso que se quiere personalizar o redecorar.
- Dipping: en este caso, el lienzo o soporte se presiona directamente sobre la pintura vertida sobre una superficie o recipiente plano. Esta técnica puede aplicarse utilizando los restos de pintura de otras obras.
- Dirty pouring: para ensuciar un poco como su nombre indica. Se mezclan en un vaso los distintos colores, por capas. Posteriormente, se puede verter la mezcla directamente sobre el lienzo o volcar el vaso sobre el soporte y dejar que la pintura vaya saliendo con cuidado y suavemente.
Como podemos observar, las posibilidades del pouring, son infinitas e ilimitadas y las herramientas que se pueden utilizar para crear diferentes efectos, también. Todo vale en el mundo del arte fluido. Desde un colador hasta un rodillo, hilos o cuerdas, el efecto del movimiento… la creación de imágenes es infinita, los resultados evocadores y repletos de dinamismo. Lo mejor, su sencillez y el saber que cada obra, es única. No puede haber dos obras de pouring iguales. Todos los efectos que se logran mediante cualquiera de las técnicas aplicadas, serán diferentes, aunque lo hagas del mismo modo y utilizando los mismos colores. Siempre habrá algo que lo haga diferente.
Sin duda, hemos descubierto una nueva forma de pintar y expresar nuestro arte. Con o sin talento, con o sin técnica, el pouring siempre estará dispuesto a que dejemos fluir a nuestro artista interior.