Creativa

¿Salimos a cenar o a bailar?

¿Y por qué no a las dos cosas? Actualmente, hay muchos restaurantes que ofrecen actividades complementarias o alternativas para proporcionar una experiencia única a sus clientes. Una nueva propuesta de ocio nocturno.

Quedar con los amigos o con la pareja para cenar en un restaurante y después continuar la noche en un pub o en una discoteca es un plan de ocio bastante habitual. Para hacer esto, normalmente, tenemos que coger el coche y cambiar de zona, o tomar el transporte público. Con un poco de suerte, tendremos que caminar unos metros por la ciudad, pero eso no es lo normal.

Hay veces que después de la cena no te apetece desplazarte. Y menos coger el coche. Quieras o no, durante la velada has tomado vino, cerveza y alguna copa después del postre. Quizás ponerse al volante no sea la mejor alternativa.

Cuando tenía veintipocos años y vivía en Madrid, mis salidas nocturnas por Huertas y Malasaña era un peregrinaje continuo de local en local. Rara vez estábamos más de una hora en un sitio. Nos hemos hecho mayores, y ni el cuerpo está para tanto ajetreo, ni tampoco nos apetece. Pero nos gusta seguir saliendo.

Es por estas actitudes, que muchos restaurantes se han reinventado. Ofreciendo nuevas e interesantes propuestas de ocio sin necesidad de salir del local. Te hablamos de algunas de ellas.

Los clubs.

Este es un modelo de ocio británico, que con el tiempo se ha internacionalizado y se ha abierto.

Los clubs eran locales privados, solo accesibles para los socios, que tenían diferentes dependencias y propuestas de diversión para sus abonados. Tenían una sala de fumadores, donde los hombres se reunían para leer la prensa y mantener animadas tertulias mientras degustaban una copa de licor.

Era frecuente que los clubs dispusieran de un restaurante exclusivo, donde los socios acudían a cenar con sus parejas, y un salón de baile donde se organizaban fiestas.

Para que entendamos el concepto, los clubs británicos eran parecidos a los casinos que había en España. No a los casinos de juego, sino a los círculos sociales. Frecuentar un pub era un elemento de distinción.

No era para menos, te relacionabas con lo más distinguido de la comunidad local. El derecho de admisión formaba parte de su política de funcionamiento. En muchos clubs, para ser admitido, necesitabas el aval de dos o más de sus socios.

En los años 70 y 80, los clubs británicos se abren al público. Algunos de estos establecimientos abandonan por completo la política de socios, mientras otros, reconocen a los socios la prioridad para reservar mesa en el restaurante o un reservado en la zona vip.

El formato de los clubs ha sido adoptado de una manera o de otra por algunos restaurantes en nuestro país. Mi amigo Ignacio me ha hablado alguna vez de Pelican, un restaurante de cocina asiática fusión, ubicado en la Playa de San Juan, que dispone de una zona de copas donde se pincha buena música, una terraza y un área de reservados. Muchos sábados acude allí con su pareja y algunos amigos.

Me cuenta Ignacio que es una forma de pasar toda la noche, en diferentes ambientes, sin necesidad de desplazarse a ningún sitio.

El formato de los clubs se ha extendido por toda España y algunos de estos locales son impresionantes. Como el Oh My Club de Madrid, que ofrece cena, espectáculo y discoteca. O el GU, en el puerto de San Sebastian, donde además de disfrutar de alta gastronomía vasca, puedes bailar hasta el amanecer.

Restaurantes para bailar.

Sin seguir el formato de los clubs, donde hay espacios diferenciados, algunos restaurantes desplazan las mesas cuando terminan las cenas, un DJ pincha música y se habilita una pista de baile en mitad del comedor.

Es el caso de Fanático, un restaurante al principio del Paseo de la Castellana, conocido porque tras abrir su gran puerta de estilo neoclásico te topas con la escultura de un elefante haciendo equilibrios sobre una pelota, con un sombrero de copa en la cabeza, como si estuviera haciendo un número de circo.

Junto a sus ventanas de arco de medio punto, cuelgan largas cortinas de terciopelo verde. A eso de las once de la noche, los camareros corren las cortinas y un DJ se sube a la cabina de sonido, que hasta entonces estaba discretamente disimulada. Se apagan las luces, se encienden los focos y comienza la fiesta con los comensales que han aguantado en el comedor.

Cuenta el digital Cool Life Style que este no es el único restaurante de este tipo que encuentras en Madrid. Por lo visto es un formato que tiene gran aceptación entre el público en general. Todo eso, sin contar, que para los propietarios, es una manera de retener por más tiempo a sus clientes y aumentar el ticket de caja.

En el año 2022 abrió sus puertas El Bribón, un restaurante castizo de tapas a medio camino entre la Cibeles y la Puerta de Alcalá, donde puedes comer rabo de toro, mollejas, ensaladilla rusa, como en tantos otros bares de Madrid, solo que al llegar la noche, un DJ pincha música y se despeja el comedor para bailar.

En la última planta del edificio del histórico teatro Kapital, en la calle Atocha, se abrió “El Quito Elemento”. Restaurante y discoteca, con un juego inmersivo de proyecciones y luces, todo en el mismo espacio.

Restaurantes con música en directo.

Cenar con música en vivo es una experiencia inolvidable. Recuerdo un viaje que hice a Lisboa donde terminé cenando en un restaurante del barrio de Alfama con un grupo que tocaba y cantaba fado mientras comíamos.

Alfama es un barrio viejo de pescadores, pegado a desembocadura del Tajo, donde se dice que nació el fado. Un estilo de música tradicional portuguesa. A mitad de la cena, las luces del comedor bajaron de intensidad y una aterciopelada voz de mujer cantaba como si susurrara a nuestros oídos.

Los restaurantes con música en vivo, con actuaciones durante el servicio de cenas, se han extendido por la ciudad de Barcelona.

Uno de los más conocidos es el Tracatrá, en pleno barrio de Sant Pere, cerca de la catedral. Donde un trío de guitarras se van moviendo entre las mesas cantando conocidas canciones de amor, como Il Mondo, de Jimmy Fontana.

En el barrio de Gracia encontramos el Bolero Bar, un restaurante que como su propio nombre indica, en las noches de verano, un cantante ameniza la cena entonando algunos de los boleros más populares.

Todo un clásico en los bares – restaurantes con música en vivo es el Milano, en la Ronda Universidad. Un local que ofrece actuaciones en directo, principalmente de Jazz, todas las noches del año.

El Big Bang Bar es un bar situado en el barrio del Raval donde también sirven comidas y cenas, y donde con frecuencia se programan actuaciones de música en directo de Jazz, rock y blues.

El Guzzo, por otro lado, es un restaurante vegano en pleno barrio del Borne, que en verano programa actuaciones de jazz, samba, bossa-nova, salsa cubana y hasta de rumba catalana.

En algunos de estos restaurantes, cuando comienza el espectáculo, no dan ganas de abandonar la mesa. En ellos pasas una noche diferente.

Restaurantes con espectáculo.

Ofrecer un espectáculo de transformismo, de flamenco, de magia, de humor es otra opción utilizada por restaurantes de diversas partes de España.

Para ilustrar esta alternativa hemos decidido quedarnos en Valencia. La web Valencia Secreta nos habla de la Turanguilla, un restaurante emblemático de la capital del Turia que lleva programando espectáculos de transformismo y Drag Queen desde hace décadas. En la actualidad, estos espectáculos se ofrecen de martes a sábado por la noche y la gente que los ha visto no sale indiferente.

Otro local que celebra cenas con espectáculos de Drag Queen es el Barbarela. Un lugar peculiar con un aire vintage a medio camino entre una discoteca de los años 70 y un restaurante de autor.

Dentro del Hotel Only You de Valencia encontramos el restaurante Salvaje. Un moderno local abierto al público que destaca por la escultura de un rinoceronte azul expuesta en el centro del comedor. Por las noches, en las cenas, un cuerpo de baile se mezcla entre la clientela y cuando sube la música sorprende a los presentes con inesperadas coreografías.

En Valencia, como sucede en otras ciudades de España, tenemos varios y buenos tablaos flamencos. Entre ellos destacan Bulería, con cuatro menús diferentes de jueves a domingo, todos ellos con espectáculo a cargo de un cuadro flamenco y El Toro y La Luna, un restaurante frecuentado para celebrar cenas en grupo y organizar eventos especiales.

Un formato de espectáculo que ha alcanzado gran popularidad en todo el país son los monólogos humorísticos, tipo los que se hacen en el club de la comedia. En valencia el restaurante Urban, cerca de la ciudad de las Artes y las Ciencias, los programan con frecuencia.

Eligiendo bien el restaurante donde vas a cenar, puedes pasar en él casi toda la noche, disfrutando de un plan diferente.

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