Creativa

Una excursión diferente: visita a una ganadería de toros

Vivimos una etapa de la vida en la que parece que hay que pedir perdón por tener cierto tipo de gustos. Una tiranía de lo políticamente correcto que nos hace no poder mostrar nuestros sentimientos. Y es que si mal estaba en la época de la dictadura la censura, peor está ahora, en plena democracia, lo de la autocensura. Es decir, no atrevernos a decir lo que pensamos por culpa del qué pasará. Por lo tanto nos callamos y lo vivimos en silencio.

Pues bien, algo parecido ocurre en estos tiempos con el mundo de la tauromaquia. Es decir, con los toros. Una pasión que forma parte de la cultura de España desde hace muchos años, y que en los últimos tiempos parece que está defenestrada. Nadie puede decir que le gustan los toros porque le señalan con el dedo. Es una pena, porque toda esta gente que defiende al toro porque asegura que se trata de una tortura, debería saber, simplemente, que sin tauromaquia no habría toros de lidia. Es decir que iban a desaparecer. Una raza de animales extinta por la tiranía del pensamiento de unos pocos, de la mentalidad única. Algo que me parece muy injusto. Ante esto, no queda otra que ser valiente y decir abiertamente que nos gustan los toros y que vamos a pelear por ellos.

Porque lo que tengo claro es que esto de los toros no va de ideologías, va de cultura. Vivimos en un país plural, y hay muchas personas que defendemos la tauromaquia y otras muchas que jamás irán a una plaza, pues bien, respeto a todas ellas. En este sector nadie va encontrar nunca criminalizando a quien piensa distinto en la tauromaquia, nosotros respetamos la fiesta desde la legalidad. Y es la ley la única que tiene que poner los límites a esta cultura que tantos y tantos intelectuales han defendido. Por ejemplo hablo de García Lorca, Joaquín Sabina o  Ernest Hemingway. Para los que dudan de ello les invito a que se lean el Llanto por Ignacio Sánchez Mejías. Si logran no emocionarse, la verdad es que les consideraré de otro planeta.

Tengo claro que la tauromaquia es cultura y por eso pido responsabilidad a todos los políticos, independientemente de si apoyan o no esta fiesta nacional. Y es que son ellos los que azuzan a la gente y no se dan cuenta de que detrás de este negocio hay muchas familias que comen, generando más empleos que la mayoría de los espectáculos que se desarrollan en nuestra nación. Sin festejos taurinos tampoco existiría ese maravilloso animal en casi el millar de ganaderías de toros bravos que hay en nuestro país. Y es aquí donde os quiero recomendar hacer algo que os puede resultar muy atractivo: una visita a una ganadería de toros.

SI los conoces, tengo claro que tu pensamiento contra la tauromaquia va a cambiar. En mi caso lo hice visitando la ganadería más mítica que hay en España, la ganadería Victorino Martín. La verdad es que fue una oportunidad única e inolvidable de vivir una experiencia taurina en primera persona. Fue una gran experiencia porque puedes visitar la dehesa donde se crían los toros de la mítica ganadería, fundada en 1965 y reconocida con numerosos premios y distinciones. Unos toros, de encaste Santa Coloma-Albaserrada, que se caracterizan por su bravura, su nobleza y su belleza, y han protagonizado grandes faenas en las principales plazas del mundo. Todo el mundo tiene en boca eso de ser un “Victorino”.

En su hábitat natural

Aquí puedes ver los toros en su hábitat natural, aprender sobre su historia, su crianza y su selección. Además, puedes disfrutar de la naturaleza, la gastronomía y la hospitalidad de la familia Martín, que te acompañará en todo momento y te hará sentir como en casa. En mi caso fui con mi mujer y mi hija de 16 años. Una adolescente que era contraria al mundo de los toros, pero que después de conocer todo esto, se dio cuenta de que había cierta magia y que estaba confundida. Ella sigue sin ir a los toros, pero al menos respeta todo este mundo.

Luego he ido más veces, en otra ocasión con tres amigos muy taurinos, pero en este caso ya subimos el nivel y también hicimos una ruta gastronómica, porque tengo claro que comida y toros van de la mano. En este caso, en la ganadería Victorio Martín también se puede hacer un Circuito Tauro-Gastronómico, que es una opción ideal para los verdaderos amantes del toro y su cultura.

La verdad es que es algo que recomiendo porque nos va a abrir mucho los ojos con este mundo que parece ahora proscrito, pero que siempre va a resistir porque forma parte del ADN de nuestro país.

 

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