Vivimos en un país en el que hay varios sectores que han sido capitales para nuestra economía. A nadie le sorprendería que dijéramos que, en el día de hoy, el turismo es una de las actividades de referencia de la economía de este país. Es algo que responde a una serie de características climáticas, históricas y geográficas en España. Sin embargo, no es del turismo de lo que queremos hablar en los párrafos que siguen, si no de la construcción. Y es que este sector, tan importante antes de que llegara la crisis del año 2008, sigue siendo fundamental.
El sector de la construcción ha pasado por momentos muy delicados en los últimos años, pero parece que, poco a poco, va recuperando la forma. Eso, teniendo en cuenta la cantidad de actividades que dependen de una manera directa o indirecta del sector de la construcción, es de una importancia vital para garantizar la salud de una economía como la nuestra. Y es que, en España, todo lo que tenga que ver con el ladrillo sigue disponiendo de una importancia lo suficientemente grande como para no dejar de lado todo lo que engloba a dicho grupo de actividades.
Una noticia publicada en la página web de El Mercantil informaba de que, en lo que respectaba al año 2018, la construcción española había crecido un 7%, situándose en los 120.800 millones de euros de facturación, una cifra que no es baladí y que deja clara cuál es la impotancia de un asunto como este en los tiempos que corren. Desde luego, es evidente que hay motivos más que suficientes para cuidar de esta actividad y de todo lo que la rodea. Y es que este sector parece decidido a darnos muchas alegrías en los tiempos que están por venir.
Y, hablando de alegrías, también nos reconforta conocer cuál es el peso de la industria de la construcción en el PIB de nuestro país. El dato nos lo proporciona el portal web Statista, que indica que, en el año 2018, ese porcentaje es del 5’6%. Aunque es cierto que en los años 2005 y 2006 era del 10’4% y que todavía estamos lejos de esos registros, hay que ver el vaso medio lleno puesto que, desde el año 2014, este dato no para de crecer en un país como el nuestro. Es necesario que se siga manteniendo esta tendencia de cara a los próximos tiempos.
La industria de la construcción parece estar recuperándose poco a poco en España después de unos años realmente complicados. Y lo está haciendo gracias a un compendio de cosas, entre las que destaca la capacidad creativa de los arquitectos para diseñar edificios que no son convencionales y que tienen el poder de llamar la atención de propios y extraños. Cada vez son más las personas a las que les gusta que las ciudades también estén conformadas por edificios que se salgan de lo normal. Y claro, las tendencias en construcción cambian. Eso es lo que nos han comentado los profesionales de Eiros.
La rehabilitación también se ha ganado un hueco en el día a día
No solo la obra nueva se ha ido ganando un espacio en lo que a construcción se refiere. Ha ganado mucho terreno todo lo que tiene que ver con la rehabilitación de edificios antiguos, especialmente en las grandes ciudades. Hay que tener en cuenta que España comenzó a vivir el boom de la construcción entre los años 60 y 70 y que, ahora, más de medio siglo después de la primera de esas décadas, es necesario apostar por rehabilitar esos edificios.
Este tipo de actividad, la de la rehabilitación, marca el futuro próximo que le espera a la industria de la construcción y ha permitido, durante todos estos años de dificultades, sobrellevar la situación en la medida de lo posible. No cabe la menor duda de que se ha abierto una línea de negocio de lo más interesante con la que ya contaban otros países europeos y que, además, está permitiendo que las ciudades recuperen ese colorido y esa vitalidad de la que disponían en otros momentos de su existencia.
Es interesante que, además de rehabilitar como tal, lo estemos haciendo desde un punto de vista creativo. Y es que las ciudades agradecen todo tipo de ideas originales para los exteriores de sus edificios. No cabe la menor duda de que son esas cosas las que muestran la llegada de una nueva sociedad, de la modernidad a un lugar. Estos cambios rompen con todo lo demás y permiten que se rompa también la monotonía que pueda estar encerrada en un determinado municipio o ciudad. Y eso, en los momentos que nos encontramos, constituye una ventaja sustancial que no puede ser pasada por alto.